Brigitte Fontaine & Art Ensemble of Chicago – Comme à la radio

“…el nuevo arte es antihedonista. El desafío a nuestro aparato sensorial, o la violencia ejercida sobre él, duele. La nueva música seria hiere el oído (…). Pero la acusación de aburrimiento es realmente hipócrita”
Susan Sontag en «Contra la interpretación«.

Y es que hay dos puntos centrales –acaso el mismo- antes de oír Comme à la radio: el primero es que yace dentro de un círculo de obras más exigentes, y el otro dice que previamente es necesario apelar a una reeducación de los sentidos. Está presente aquel extrañamiento formalista necesario en una obra de arte, que no incluía a la música y que lo ha llevado a otro punto y se ve en Peter Brötzmann, John Cage o Karlheinz Stockhausen. Es el intento de escapar al conformismo cultural, ya sea activo, pasivo, inconsciente –a veces, la curiosidad-, pero no como un capricho elitista, sino abriéndose a la posibilidad de este tipo de experiencias cinéticas que a la larga se alista en una de las partes del desarrollo social.  De esta manera, obviamos el carácter individual de un proceso de esta índole pues, paulatinamente, se puede agudizar la sensibilidad del autocuestionamiento del ego frente al mundo (ya no aclamando la ignorancia consolidada.). Hasta asumirla, esta posición del ego, será particularmente incómoda. La nueva visión, únicamente comprensible a partir de la experiencia, preparará la libertad: libertad en todo sentido y en sentidos inconcebibles, pero libertad bien entendida, no una hipocresía socio-histórica. Dando por sentada la inexistencia del libre albedrío e incluso resignándonos a la prisión del cuerpo. La lucha continua con la carne a través de las doctrinas.  Claro ejemplo de esto es la aparición del free jazz.

¿Está aún vivo el free jazz? Entendiendo por tal el jazz estrechamente vinculado a los cambios políticos, sociales y culturales extendidos por doquier a partir de la segunda mitad de los años sesenta por USA y Europa principalmente deberíamos decir que tuvo su momento de gloria en unas fechas concretas y que aquello finalizó ya hace mucho. Y es verdad, incontrovertiblemente. Pero si ampliando sus limites temporales consideramos como free jazz esa poderosa corriente que libera la música de las formas permitiendo que su significado crezca sin ataduras, entonces el free está afortunadamente vivo.

Basta escuchar aún hoy en día los álbumes de buena parte de los músicos que engrosaron, más o menos, esta corriente para comprobar su vigencia. Sin necesidad de acudir a la absoluta excelencia inmarchitable del triunvirato constituido por Ornette Coleman, John Coltrane y Albert Ayler, la Santísima Trinidad del free, y por supuesto, sin tampoco invocar a Sun Ra, ese estrafalario y cósmico personaje, poseedor de uno de los más poderosos corpus musicales del pasado siglo, es de justicia reconocer que todavía hay mucho que disfrutar del free jazz, siempre tildado de difícil y complicado.

Y buena prueba se encuentra en los trabajos de Art Ensemble of Chicago (AEC). Este grupo se formó en 1968 por miembros de la Association for the Advancement of Creative Musicians, creada en 1965 en Chicago por el musicólogo, activista e incansable polemista Muhal Richard Abrams. La labor política y cultural de esta Asociación fue inmensa promocionado la historia de la raza negra y sus raíces africanas de manera incansable, a través de conciertos, escuelas de música, conferencias, reuniones, etc., etc. Chicago ha sido siempre un lugar de energía incomparable en los USA, especialmente en lo que concierne a su numerosa población negra.

En el mundo de la música, basta recordar que allí ha estado una base importante tanto del blues eléctrico de los cincuenta como del rock incendiario de los sesenta y del soul más comprometido de los setenta. Y también del jazz más avanzado. El lema del AEC se basaba en un inmenso respeto por la tradición del blues, el gospel y los grandes compositores norteamericanos, pero también en la música folklórica africana y los compositores europeos de música clásica desde la música de antes del barroco a genios del siglo XX como Stravinsky, Schöenberg o Bartók. Es por ello que resulta bastante ecléctico Comme à la radio, pop planteado desde la vereda de la  avant-garde.

Con esto, en Comme à la radio, no se apela a un paroxismo cursi ni a sentidos innatos o a ideas sensoriales preconcebidas, todo eso que de lo que parece imposible desligarse el ser humano. El olfato, la vista, el oído son propiedades naturales, pero no lo son el modo de ver, el modo de oler, el/los modo/s de oír, no lo son sus interpretaciones.

Sobre esto, en otro lenguaje, hacen música Brigitte Fontaine, Areski y The Art Ensemble of Chicago.

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~ por fvguerino en septiembre 10, 2011.

2 respuestas to “Brigitte Fontaine & Art Ensemble of Chicago – Comme à la radio”

  1. Te amo egocéntrico asqueroso.

  2. Te amo egocéntrico asqueroso.
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